EnterArte
En EnterArte se habla, se escucha y se escribe de teatro, cine y fotografía ecuatoriana. Permite que el miedo, la ira, la incertidumbre y el vacío estén canalizados y que la euforia, la felicidad y la tranquilidad sean admirados. Todo a través del arte.
Si no te sientes perteneciente de ningún lado, lo más probable es que pertenezcas a EnterArte.
Compartiré contenido cada dos jueves, sin falta.
¿Quién soy?
Mucho gusto. Te saluda Lucía, pero puedes decirme Lu.
A mí, como a ti, me encanta el teatro, el cine y la fotografía. Crecí entre flashes y telones y aprendí desde muy pequeña que antes de proyectar la voz y de mirar al público a los ojos para hablar, primero debes tener un acercamiento al mundo cultural y luego elegir qué te atrae.
Bienvenid@ :)
Y ahora, a lo que vinimos…
Sigue el camino amarillo y se te cumplirá ¿tu deseo?
Si vas a ver un clásico de las películas infantiles te recomiendo elegir el asiento que queda justo en frente de la pantalla, que vayas un día del niño para que te encuentres rodeado de mini personas que gritan de emoción más alto que tú al ver al espantapájaros bailar en la mitad del camino amarillo. Así vives un poco lo que yo viví la noche del primero de junio del 2023.
Las luces de la sala Alfredo Pareja Diezcanseco de la Casa de la Cultura Ecuatoriana se apagaron y las bolsas de papas sin marca partieron el silencio. Los créditos danzaron al ritmo de una voz profunda y caricaturesca que delató que la película es de 1939. El nombre de Victor Fleming se trazó en la pantalla. Había comenzado una de las versiones más famosas de la novela publicada en 1900 por el estadounidense L. Frank Baum. No había sido ni la primera ni la última, ya se habían hecho 36 adaptaciones al cine, 45 precuelas y secuelas, 15 musicales en diversos idiomas e innumerables comics y videojuegos.
El Mago de Oz es una película que entiende lo que se le debería enseñar a un niño que atesore: el valor de la familia y amigos, sus pertenencias y el valor de sí mismo. La semiótica se refleja en los colores de las escenas, en los personajes distintos unos de otros según su rol y en las danzas y voces que hacen a lo largo del film. Este musical tuvo bien merecidas esas dos estatuillas de oro en Mejor Banda Sonora y Mejor Canción. Todos merecen escuchar a Judy Garland (Dorothy) cantar Somewhere Over The Rainbow.
A pesar de que la producción de esta cinta cinematográfica esté repleta de historias ‘creepys’ como la de medicar a la protagonista para que rindiera su trabajo actoral, maquillajes letales que llevaban a la hospitalización y a la utilización de trajes de animales reales que eventualmente se fueron descomponiendo, no se puede negar que el producto final marcó a la industria de Hollywood, hasta ahora.